martes, 14 de diciembre de 2010

"Gendarmería organiza jornada por la no discriminación para funcionarios gubernamentales"

martes, 27 de julio de 2010
movilh.cl

En el cónclave expusieron representantes de Gendarmería y de diversas reparticiones del Gobierno, así como el Movilh. Se abordó la realidad de las personas con discapacidad, de los inmigrantes, de los pueblos originarios y de la diversidad sexual.

Una exitosa jornada sobre “no discriminación, diversidad e interculturalidad” organizó Gendarmería de Chile, del Ministerio de Justicia, con el objeto de entregar a funcionarios gubernamentales conocimientos sobre las diversas formas como opera la exclusiones, así como estrategias y mecanismos para promover la igualdad y los derechos humanos.

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domingo, 12 de diciembre de 2010

"Retan a Cué a debatir sobre diversidad sexual"

Oaxaca, Oax. Martes 27 de julio de 2010
Alberto López Morales / eluniversal.com.mx

Amaranta Gómez Regalado, primera candidata transexual a una diputación en México en 2003, retó al gobernador electo de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, a debatir el tema de la diversidad sexual y las políticas públicas que aplicará su gobierno en esa materia.

Gabino Cué, recordó Amaranta Gómez, dijo durante su campaña en una entrevista televisiva con Sabina Bergman, que el tema de la diversidad sexual lo abordaría después de ganar la gubernatura. "Ya tiene el papelito en la mano y ahora espero que le entre al debate", dijo.

Para Amaranta Gómez, el nuevo gobierno de Oaxaca está obligado a impulsar una ley estatal contra la discriminación que tenga que ver no solo con el tema de la diversidad sexual, sino contra la discriminación que sufren mujeres, afros, discapacitados e indígenas.

Amaranta Gómez Regalado, transexual indígena zapoteca, contendió en 2003 por una diputación con el Partido México Posible. Ahora es Secretaria de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays y Bisexuales de América Latina y el Caribe (ILGA-LAC)...

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Discapacidad: Sexo y Amor

Grupo en facebook para debatir sobre sexo y amor de pareja en las personas con discapacidad. Son bienvenidos:

* Personas con o sin discapacidad
* Pesonas con cualquier orientación sexual
* Personas que quieran relacionarse con gente con discapacidad
....

Enlace grupo:
http://www.facebook.com/group.php?gid=57807529223

jueves, 25 de noviembre de 2010

“salud y sexualidad en mujeres, minorías sexuales y personas con discapacidad”

Buenos Aires – (SentidoG.com)
Publicado el viernes 2 de Julio de 2010 en las secciones Salud

En el marco de su ciclo “Jornadas Internacionales”, la Fundación Cultura Frontal organiza un nuevo encuentro de especialistas destacadados, para abordar “salud y sexualidad en mujeres, minorías sexuales y personas con discapacidad...

El propósito de las jornadas internacionales de Fundación Cultura Frontal es generar un lugar de debate acerca de las variables que configuran la exclusión de los grupos vulnerados en cuestión, como así también el análisis de las posibilidades de reparación que promuevan su inclusión social. Con un panel de reconocidos invitados, los temas planteados se abordan desde diferentes ópticas y ámbitos diversos, como el público, el privado y el tercer sector...

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martes, 23 de noviembre de 2010

Día del Orgullo con las personas LGTB con discapacidad

‎"El Día del Orgullo en Chile, y a diferencia de lo que ocurre en otros
países, se celebra inéditamente en nuestro país con la participación de
otras minorías o grupos discriminados, como las étnias, los inmigrantes,
las personas con discapacidad,..."
Fuente: enlace elciudadano.cl

En Barcelona también: "En la organización participan 28 asociaciones que defienden los derechos homosexuales desde diferentes ámbitos, como la integración de inmigrantes, la empresa, el cristianismo, la discapacidad, familias y la prevención de enfermedades..."
Fuente: enlace europapress.es

por su supuesto en el Orgullo de Madrid: "mediado el recorrido, en la plaza de Cibeles, se apostaba Javier, de 36 años, que miraba sorprendido desde su silla de ruedas con su pañuelo multicolor al cuello..."
Fuente: enlace publico.es

domingo, 21 de noviembre de 2010

Foro "Gay and Disabled"

Para quien le interese:

Paradevo's Devotee Message Board
Topic: Gay and Disabled

o este foro:
Any gay devotee in Spain or coming?

martes, 16 de noviembre de 2010

"Diversidad, un motivo para celebrar el 28J"

Jesús González Amago / Madrid- 10/06/2010

Fuente: solidaridaddigital.discapnet.es

Hace 4 años, me sumergí en el interés por analizar, por estudiar, por sacar del armario la relación de la discapacidad y la sexualidad, concretamente en el de la doble discriminación de las personas gais o lesbianas con discapacidad. El resultado de esa especialización generó dos trabajos: producir el documental “El Sexo de los Ángeles”, que dirigió Frank Toro, y escribir un ensayo titulado “Re Inventarse, la doble exclusión”.

Desde entonces, cada vez que me invitan a hablar de homosexualidad y discapacidad, acudo para intentar abrir las mentes a tantas personas que, inmersos en su lucha y en sus quehaceres, también se olvidan de que es imposible relegar la cuestión afectivo-sexual a la hora de integrar, de incluir plenamente a las personas con discapacidad en nuestra sociedad. Y, como consecuencia de esas apariciones públicas, lo que más me halaga es sentir que muchos chicos y chicas gais o lesbianas que tienen una discapacidad y que, por la idiosincrasia de la misma, están sometidos a una dictadura (la del cuerpo, la de la familia, la de la sociedad, la de la discriminación…), comprobar cómo se liberan de esas cadenas y reconocer (en público o en privado a la salida de la charla), que ya era hora de que se abordara sin tapujos, sin miedo, con libertad y sinceridad ese tabú que es hablar de sexo entre iguales desde otro aspecto desconocido para la gran mayoría de la población como es la discapacidad.

Esta doble y triple exclusión (la que padecen las mujeres, lesbianas y discapacitadas) no sólo afecta a las relaciones sociales/sexuales sino que también infiere en el desarrollo profesional y laboral de tantas chicas y chicos que se enfrentan a las barreras de los que aún discriminan por vivir una sexualidad diferente de la heterosexual.

seguir leyendo... Numerosos ejemplos se citan en el ensayo, en los que la dificultad que diversos agentes empleadores plantean a la discapacidad se agravaba al despuntar maneras o marcados estereotipos identificativos con la homosexualidad de los jóvenes que se acercan a enfrentarse a una entrevista de trabajo. O lo que es más agravante, la posible persecución, acoso y derribo (el denominado bullying) a jóvenes que, pasado el filtro de la mirada homófoba, se sinceran con los compañeros o mandos superiores, y comienzan a emerger de su silencio para reconocer su homosexualidad, lo que implica una pérdida de confianza entre sus jefes, entre sus compañeros, entre iguales. No sin comenzar una persecución, una caza que pondera la sexualidad frente a la capacidad y la valía como trabajadores.

La dictadura heterocéntrica también se concentra en el mundo laboral y, en la mayoría de los casos conocidos o soslayados bajo el miedo a la verdad, sigue siendo un rasero discriminatorio para tanto jóvenes homosexuales y discapacitados que tan solo quieren realizarse en todos los ámbitos de su vida: el social, el laboral, el afectivo y el familiar.

Otra dictadura con la que se somete a lo diferente, y con marcada acentuación entre los chicos gais, es la esclavitud de lucir bien. En numerosas ocasiones, los gais “nos mostramos como queremos que nos vean”: divinos, jóvenes e inalcanzables. Y la verdad es que la imagen que estos chicos y estas chicas con discapacidad tienen del resto de la sociedad LGTB es que “nunca seremos como queremos que nos vean” y, por tanto, nunca nos aceptarán. Y así es pero… ¿deberá seguir siendo así? Tajantemente, no.

Si no queremos que nos excluyan, no debemos ser excluyentes. Si queremos que se acepten a las personas con sexualidad diferente de la norma heterosexual, tenemos que aceptar a las personas con discapacidad homosexuales; si exigimos igualdad de trato, pedimos igualdad de formas; si solicitamos que la diferencia crea una sociedad más plural, tenemos que asumir que la variedad es parte de esa diversidad que enriquece el momento que nos ha tocado vivir.

Una silla de ruedas, una ceguera, una persona sorda o una persona con esquizofrenia, por ejemplo, plantean miedos y barreras. Las mismas que han levantado la homofobia en el resto de la sociedad “normalizada”, por ejemplo, y que con trabajo, esfuerzo, lucha y hasta muertes, se están derribando a pasos agigantados. Pero si los miedos del colectivo LGTB erigen esas barreras entre los afines, tenemos que derribarlas a brazo armado, si es necesario, para quitar de nuestro colectivo tanta petulancia, superficialidad y falsas fachadas.

Llevamos varios años en los que el propio colectivo militante LGTB está luchando por derribar esos estereotipos, por intentar hacer luz de una realidad normalizadora que afronta retos nuevos al tener que demostrar a esta sociedad cristianizada, heterocentrista y homófoba, que podemos, que hemos deseado
–y ahora por fin nos han dejado- ser esposos/esposas, padres/madres, ser trabajadores con plenos derechos y oportunidades que el resto de la sociedad… ser, por fin, ciudadanos de primer orden. Mala cuestión es ahora que seamos nosotros mismos, los gais, los que discriminemos a los que sienten, aman y padecen como nosotros por el mismo hecho de ser diferentes, de tener una discapacidad.

Y es una revolución desde dentro, desde las personas gais, lesbianas, bisexuales y transexuales. La sociedad hetero, a pesar de los avances alcanzados, sigue demostrando –a veces- que no está preparada para asumir el signo de los tiempos y que está mediatizada por el yugo de una cultura represora y opresora con la mujer, con la comunidad LGTB, con la discapacidad… Si en lugar de sumar fuerzas, de afrontar ese lema de ‘UNO MÁS UNO IGUAL A UNO MÁS’, seguimos restando, continuamos erigiendo barreras, estaremos menguando esfuerzos y sinergias para conseguir una sociedad realmente justa y equiparable, al igual que accesible, para todos.

Si ser gai implica ser “divino”, no me interesa esa divinidad, prefiero conocer, vivir, relacionarme con estos chicos y chicas que, como ellos dicen, se mueven en el sexo de los ángeles sin necesidad de batir las plumas de sus alas.


28 de junio, Día Internacional a favor de los Derechos de las Persona Gais, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

ESTUDIO "VISIBILIDAD Y PARTICIPACION SOCIAL DE LAS MUJERES LESBIANAS EN EUSKADI"

Trabajo de investigación impulsado por el Ararteko y realizado por Inmaculada Mujika , en el que se recogen los testimonios de 18 mujeres lesbianas de diferente edad y situación social, desde mujeres transexuales, inmigrantes, con discapacidades...

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Fuente: ararteko.com

CONTENIDO RELACIONADO: enlace

lunes, 8 de noviembre de 2010

DISCRIMINATION IN THE EUROPEAN UNION: PERCEPTIONS, EXPERIENCES AND ATTITUDES. REPORT:

"...In the report the six legally prohibited forms of discrimination in the EU are examined:
discrimination on the basis of gender, ethnic origin, religion or beliefs, age, disability
and sexual orientation..."

Fuente: http://ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_296_en.pdf

sábado, 6 de noviembre de 2010

I JORNADA SOBRE SEXUALIDAD ASOC. NAC. DISCAPACIDAD Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN (2007)

"La jornada sobre sexualidad tiene como objetivo principal valorar desde un punto de vista profesional cual es la situación actual en este ámbito de colectivos como el de las personas con discapacidad, el de la juventud o el de las personas mayores, así como de homosexuales o inmigrantes.

En el caso de la discapacidad, se abordarán las problemáticas específicas de las mujeres, de las personas con discapacidad intelectual, de los homosexuales o las personas con discapacidad física. Se valorarán los estereotipos, los prejuicios y las ideas preconcebidas que hay sobre esta materia..."

Fuente: adimeco.org

Ponencias de Beatriz Gimeno, lesbiana con discapacidad y Jesús González, gay con discapacidad: http://www.adimeco.org/sexualidad/ponencias.html

domingo, 12 de septiembre de 2010

Valiente testimonio de una mujer con discapacidad visual y lesbiana

Amar dando palos de ciega

dosmanzanas.com

No ser hetero o serlo a un porcentaje variable (véase la escala de Kinsey) no es fácil.

O al menos es lo que oigo decir y suelo leer a menudo. Que es una sociedad heterosexista, que a lo largo de la historia se nos persiguió, que en la Edad Media sodomitas y brujas ardían juntos en la hoguera, que en pleno siglo XXI aún hay países donde darle un beso a alguien de tu mismo sexo es arriesgarte a morir (y no de amor…¿o sí?), como si la estupidez humana no conociese de épocas ni lugares.

Despidos por orientación sexual, marginación social, persecución, discriminación, agresión física o verbal…

Son palabras muy feas, cargadas del veneno de siglos de prejuicios, que a la hora de definirte y aceptar tus sentimientos te echan para atrás porque son un presagio de lo que puedes llegar a padecer.

Un panorama nada alentador, pero que por suerte va cambiando poco a poco; el hecho de que podamos casarnos legalmente es una prueba de ello, aunque queda mucho camino por recorrer porque, como dijo Einstein, “es más fácil desintegrar un átomo que destruir un prejuicio”.

Algo muy parecido les sucede a las personas con una discapacidad.

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Ellos también tienen una historia bien cargadita de rechazo y marginación. En la más remota antigüedad (cuando aún se cazaba con flechas de sílex y un cavernícola grafitero se metió a hacer sus bocetos en Altamira) a las personas con algún déficit (léase que fuesen ciegos o que no pudiesen moverse) los dejaban morir de hambre. Eso era si desarrollaban el déficit de adultos, porque si nacían así, su viaje por la vida era como un suspiro. Ser ciego o no poder caminar en una sociedad cazadora era una clara desventaja, que la selección natural se encargaba de solucionar a su manera.

Eso de que los espartanos seleccionaban a los niños más fuertes no es ninguna invención del guionista de “300″; en la antigüedad llamada “clásica” se suprimía a individuos “no aptos”: eran sociedades guerreras y como le ocurrió al apuesto jorobado que pretendía luchar junto a Leónidas, quien no podía empuñar un arma no era apto.

Durante el Medievo ocurrieron cosas muy dispares: los ahora llamados discapacitados (en aquella época no eran tan suaves llamándolos) provocaban desde la piedad hasta la histeria: un epiléptico o un niño que hubiese nacido con graves malformaciones solo podían ser obra de Satán (y no me refiero al de “Bola de Dragón”). Y como toda obra del Maligno, debía ser erradicada. Desde antiguo el fuego ha sido considerado como un eficaz elemento purificador, junto con el agua. Solo que para casos más graves y muy a menudo por desgracia, el clero prefería echar mano del primero. Rameras del diablo, sodomítas e inútiles, sujetos a estacas clavadas en el suelo, ardiendo hasta la muerte en mitad de horribles gritos de dolor.

Sin olvidar la Alemania nazi, donde no solo se mataban judíos. Homosexuales y discapacitados eran también asesinados. No importaba que fuesen niños de corta edad.

A los homosexuales porque eran una aberración y temían que su corrupción llegase a tocar a los hermosos y perfectos arios (a las personas “normales” en general, pero cada cual barre para su casa) y a las personas con alguna discapacidad porque no eran aptos para la reproducción, porque podían engendrar otros seres imperfectos como ellos y eso le haría un flaco favor a la evolución de la especie humana.

Y hoy en día se ha avanzado bastante en lo que a derechos de las personas con discapacidad se refiere, pero se les sigue viendo con esa mezcla de lástima, admiración, rechazo y hasta repugnancia. En una sociedad que busca la perfección, que realza la juventud y exalta la belleza física, las personas cojas, sordas, ciegas o deformes son molestas para la vista.

Ambos colectivos, el LGBT y el de personas con discapacidad, considerados “non gratos” y dignos de lástima para esas personas llamadas “normales”: heterosexuales y sanos. Con la diferencia de que a los primeros se les culpabiliza de su mal, “son así porque quieren”, mientras que a los segundos les ocurre todo lo contrario porque a nadie le gusta ir en silla de ruedas o no ver u oír.

Ahora viene lo mejor: ¿qué ocurre cuando una persona, además de discapacitada es homosexual?.

“¿Pero eso existe?”.

Si, más de lo que quisiéramos imaginar. Pero son invisibles en su inmensa mayoría.

Si al hecho de tener una desventaja social por una discapacidad que no te deja desempeñar tus roles como el resto de los mortales le añadimos el extra de amar a personas de tu mismo sexo, las dificultades se multiplican. Y ya no digamos de aquellos gays o lesbianas que, por su grado de discapacidad, dependen de otras personas y deben permanecer dentro de sus armarios para evitar que su vida se vuelva una pesadilla.

La discapacidad no puede esconderse, pero la orientación sexual sí (hasta cierto punto). Por eso se prefiere pasar por hetero o asexual (ese sambenito que los “normales” se empeñan en colgarnos).

¿ColgarNOS?.

SI. Soy homosexual y discapacitada.

En mi caso es una discapacidad de tipo visual: visión monocular, menos del 10% de agudeza visual, ceguera nocturna y visión tuneliforme (mirad a través de un tubo de cartón y lo entenderéis).

Es desesperante muchas veces, más de las que quisiera, por ambas razones.

Ir a pedir trabajo y que me rechacen una vez sí y otra también porque “ellos no contratan a disminuidos” y yo con unas ganas locas de trabajar y poder independizarme.

Que al número de trabajos al cual puedo aspirar sea muy reducido. O son actividades que requieren visión o piden carnet de conducir. O la empresa “no contrata a disminuidos”. Y eso porque solo conocen una mitad de mí, la de “persona con discapacidad”. Imaginaos si se enteran que encima me gustan las chicas (si se quiere trabajar en sanidad puede ser peligroso)…

Si para colmo se vive en una población pequeña y cerrada (Alcoy no es precísamente un paraíso para vivir como gay o lesbiana), la cosa se complica. Los que vivís en “el culo del mundo” lo sabréis de sobra.

A la hora de ligar tampoco se tienen las puertas abiertas. Una chica, por muy guapa que sea, si lleva un bastón blanco lo más que despierta es curiosidad. Nadie se me acerca para invitarme a algo y “entrarme”, como mucho es para preguntarme si necesito alguna ayuda. Y yo tampoco soy muy consciente de a quien tengo al lado (a veces puedo quedarme hablándole al aire porque mi interlocutor/a se ha ido y ni me ha avisado).

O están saliendo conmigo un breve tiempo, encuentran un partido mejor y se van. Y eso me deja con un sabor amargo en la boca y una sensación de vacío, impotencia y rabia enorme.

Me gustaría, sin ánimo de aburrir, narrar un poco cómo me fue todo. Cómo se vive siendo homosexual y discapacitada.

A los pocos días de nacer, mientras me daba el pecho, mi madre vio que tenía una mancha blanquecina en mi ojo derecho. Como las madres son maniosas por naturaleza me llevó al médico. El galeno le dijo que con el tiempo acabaría por perder la visión, pero aquello yo lo sabría más tarde, cuando la profecía se cumplió y ya no podía ver a quien tenía delante de mí.

Desde que tenía 6 años, cuando llena de curiosidad le pedí a una amiga de 12 que me dejara ver sus desarrolladas tetas, me dí cuenta de que me gustaban muchísimo más las chicas que los chicos. Mi madre de algún modo lo entrevió (las madres son un poco brujas a veces) y me dijo que “a ver si te vas a hacer tortillera” con un tono de voz que me dio escalofríos (lo de la amiga nunca lo supo, por suerte).

Cuando yo tenía 12 años noté que poco a poco frente a mis ojos se iba formando una bruma blanquecina que me empañaba la visión. Y cada vez esa bruma era más densa. Y cada vez veía menos. Estuve en manos de oftalmólogos desde los 19 meses, porque lo mío es congénito. Pero jamás me había ocurrido algo así. Se lo dije a mi madre y, aunque ella sabía perfectamente lo que me pasaba, aunque sabía que lo que le contó el médico 12 años atrás se estaba cumpliendo, al parecer se negó a aceptarlo y prefirió callárselo. Si me lo hubiese dicho a su debido tiempo quizá hubiese podido comprender mejor lo que me pasaba y me habría ahorrado mucho sufrimiento.

-Son imaginaciones tuyas, cariño- me dijo.

Pero yo cada vez veía menos. Ya apenas veía la pizarra en clase y desde la primera fila. Los profesores me tachaban de “vaga”, “problemática” y “rara”. Ya necesitaba acercarme las manos a la cara y mirar entre mis dedos para ayudarme a enfocar los objetos lejanos, cosa que me convirtió en objeto de burla por parte de mis compañeros de clase. Comenzaron a ponerme la zancadilla, a esconderme cosas, a tirarme piedras a la salida del colegio. Y yo cada vez iba viendo menos y odiando más a la gente de mi alrededor. Como veis el acoso escolar no es cosa de hace 10 años o menos.

Ante semejante bombardeo, mis padres decidieron cambiarme de colegio y me llevaron a uno religioso. Allí encontré dos bandos opuestos: los que me rechazaban (la mayoría) y los que trataban de ayudarme, en general profesores y religiosos y algún compañero comprensivo. Y eso contribuyó a que el resto de compañeros me tuviesen aún más tirria. Encima de cegata, pelota.

Para colmo, el Hermano Gildo nos dio un día una “charla” sobre sexualidad y dijo sin tapujos que los homosexuales eran unos enfermos. Y en casa siempre he oído comentarios homófobos, sobretodo por parte de mi padre. Miel sobre hojuelas.

Ya tenía 13 años, apenas podía ver a quien tenía delante y ya usaba una talla 100 de sujetador, a pesar de mi edad. Eso provocó que los chicos me intentasen tocar los pechos casi de continuo y que un amigo de la familia, un hombre mayor que por suerte falleció hará 7 años, abusase de mí, pero por miedo me callé.

Ya había llegado un punto en que no podía seguir estudiando como una persona “normal” y mis padres decidieron pedir asesoramiento. La persona que me atendió me dijo que a lo único que podría aspirar una persona ciega era a vender cupones de lotería por las calles.

Decidimos probar suerte en la ONCE, por sugerencia de uno de los religiosos del colegio. Allí la cosa cambió drásticamente. Conocía a otras personas con problemas en la visión, como yo y ya no me sentí tan sola, pero con tanto palo recelaba de todo el mundo. Conocí a una chica, ciega de nacimiento, llamada Ana, que de algún modo consiguió rascar bajo mi coraza y acabó convirtiéndose en la única amiga de verdad que he tenido en toda mi vida, más que mi amiga la consideraba como la hermana que jamás tuve.

Con el tiempo me afilié a la ONCE, obtuve ayudas técnicas y pude seguir estudiando, a la vez que mi amistad con Ana crecía fuerte y sólida, al apoyarnos la una en la otra, mientras que mi vista iba disminuyendo. Aún no lo había acabado de asimilar y me sentía inferior, inútil, una carga para mi familia.

¿Qué fue lo que me impulsó a seguir, a no tirar la toalla pese a todo?. Seguramente el momento en el cual aprendí a convertir mi odio y desprecio hacia mí misma en ganas de superar a mis compañeros “normales” y hacerles ver que podía estar a su altura aunque no viese y así hacerles tragar sus burlas. El apoyo y la ayuda inestimable de mi familia hicieron lo suyo, de hecho mas bien fueron determinantes, aunque sabía que en el fondo esto era también una dura prueba para ellos, porque no es fácil, de cara a la sociedad, aceptar que tienes un hijo minusválido (jamás me gustó esa palabra, es como si valieses menos que los demás).

Llegó el momento en que necesitaba bastón para moverme por la calle a plena luz del día; era como querer mirar a través de un cristal esmerilado, de esos translúcidos y blancos que solo te dejan ver bultos y de muy cerca. Y las ciudades españolas (sobretodo mi aldea tercermundista) no son un ejemplo de adaptabilidad, aunque por suerte eso va cambiando también. Gracias a la técnico en rehabilitación visual re-aprendí todas las habilidades de la vida diaria, desde encontrar la ropa, hasta cocinar, asearme, ir por la calle. Ana iba conmigo muchas veces, ayudándome a poner en práctica lo que aprendía.

Me apuntaba a cualquier actividad que se hiciese en la ONCE, desde convivencias hasta excursiones. Cada vez me sentía más a disgusto con la gente “normal” y prefería la compañía de mis semejantes, donde encontraba comprensión. Algo parecido les debe ocurrir a los gays y lesbianas que solo se mueven por el ambiente para evitar el rechazo de los heteros; es ir metiéndose en una especie de gueto que te separa del mundo “real”.

Y en la mayoría de dichas actividades coincidía con Ana. Tenerla cerca me hacía sentir bien y ella se alegraba muchísimo cuando oía mi voz. Hasta que me dí cuenta de que lo que sentía por ella iba más allá de la simple amistad: me había enamorado de ella. Pero me avergonzaba profundamente de lo que sentía.

Por suerte, al cabo de unos años, una intervención quirúrgica me quitó aquella molesta niebla que no me dejaba ver, aunque sigo necesitando el bastón por la noche, apenas tengo campo visual y solo me defiendo por un ojo.

Con el paso del tiempo fui tomando conciencia de mi valía personal, pero mi homosexualidad cada vez iba siendo un problema mayor; por desgracia me eché novio para ver si se me pasaba el problema, porque aunque tenía 18 años, no me había tocado nadie y pensé que al estar con un chico me volvería “normal”. Pero ni flores. Necesitaba contarle aquello a alguien de confianza, sacarlo de mi, como cuando te clavas una espinita en el pié y mientras caminas se te va clavando más y más en la carne y te duele.

Ana fué la primera persona con quien salí del armario. Una tarde fui a su casa y celebramos su cumpleaños, las dos solas. Aquella misma tarde me armé de valor y le confesé que, aunque estuviese con un chico, en el fondo me gustaban las chicas.

-Ya lo intuía -me dijo para mi sorpresa.

Yo me quedé de piedra, sin saber qué decir.

-¿Te gusta alguna chica ahora?. -me preguntó vacilante, como temiendo una respuesta afirmativa.

“La ocasión la pintan calva”, dicen. Y ahí me lancé.

-Si…tú.

Y nos besamos. Ella era la primera mujer que me besaba y yo la primera mujer que la besaba a ella. Aquel beso me supo mejor que cualquiera que mi novio pudiese haberme dado.

Pasó el tiempo, me fui a estudiar a Madrid y Ana y yo nos distanciamos un poco. Yo había dejado a mi novio, pero empecé a tontear con otros chicos, hasta que empecé a salir con uno, pero resultó ser un juego más que otra cosa. Hacía visitas fugaces a Chueca, a solas, pero alguien se dedicó a seguirme y me entró tanto miedo que dejé de ir. En aquel momento hubiese agradecido tener a alguien a quien contarle lo que me pasaba y que me hubiese acompañado. Las noches madrileñas pueden ser peligrosas, especialmente para una chica ciega.

Volví a mi casa porque la cosa en Madrid no salió bien y mi estado anímico era de lo peor. Y decidí buscar trabajo en mi pequeña ciudad montañesa, pero sin suerte. Así que me propuse estudiar un módulo de FP para ver si podía labrarme un buen futuro; lo que menos deseaba era estar siempre bajo el ala de mamá y papá, tenía unas ganas locas de volar.

Pero entonces ocurrió algo.

Toda mi vida me he preguntado para qué demonios había venido al mundo alguien como yo. Siempre me había sentido una inútil total y pensaba que no habría futuro para mí. Me costó años y muchas lágrimas aceptarme como persona con discapacidad. Antes me avergonzaba y trataba de pasar por “normal” sin conseguirlo (en realidad más que “normal” parecía retrasada, tropezándome y cayéndome todo el rato), pero acabé por aprender a reírme de mí misma y de mis limitaciones. Hasta que cierto día me di cuenta de que podría trabajar ayudando a otras personas como yo a ser personas independientes y útiles, que todo el dolor por el que había pasado no era patrimonio exclusivo mío, sino que no estaba sola, pese a todo. Y fue cuando decidí estudiar Terápia Ocupacional y trabajar rehabilitando a personas con un hándicap físico o sensorial. Como en su día hicieron conmigo.

Supongo que fue lo que los sabios y místicos llaman un “momento de iluminación”, un instante en que te paras a pensar en todo lo que te ha pasado, a encajar las piezas del puzzle y luego ves una puerta abierta en el fondo del sótano que te conduce a una salida. Fue cuando encontré lo que realmente daba sentido a mi vida.

Me sentí la persona más feliz de la Creación cuando ví mi nombre en la lista de admitidos.

Empecé la carrera con ilusión y muchísimas ganas. El despertador sonaba a las 4:45 (porque encima vivo a las afueras y hay un buen tramo hasta la estación), me colocaba los cascos con mi música favorita y muchas veces mi madre me pillaba bailoteando en la cocina de pura felicidad. Salía de casa a las 6 menos cuarto de la madrugada y volvía a las 7 de la tarde (sin piso de alquiler cerca de la Universidad, me tragaba 6 horas de bus todos los días, pero las aprovechaba para estudiar en el bus, al meterme los apuntes hablados en el MP3).

Regresaba cansada pero muy feliz. Estaba bien conmigo misma y eso se traducía en todas las demás áreas de mi vida. Logré sacarme los dos primeros cursos limpios, sin arrastrar asignaturas y con unas notas bastante altas. Y siendo la única estudiante con discapacidad de toda la carrera, que muchas veces me costaba seguir el ritmo de las clases, pero al final lo conseguía.

Tuve otro novio y mis padres se frotaban las manos al imaginarme ya casada. Pero cuando él y yo nos planteábamos irnos a vivir juntos, casarnos por la iglesia (en el sur suelen ser bastante beatos, con todo mi respeto), tener niños y él comenzó a mostrarse agresivo y problemático…me di cuenta de que el patio se me quedaba demasiado grande y pude parar a tiempo aquella vorágine que me conducía a un destino que en el fondo yo no deseaba.

Y decidí dejar de engañarme de una vez y aceptar que, a pesar de que pudiesen atraerme algunos chicos, lo que de verdad deseaba, a lo que en realidad yo aspiraba, era formar una familia con una mujer.

Echaba de menos a Ana. El día que ella me comunicó que estaba viviendo con un hombre se me cayó el mundo encima, aunque me aclaró que lo hizo por escapar de su casa, ya que vivía inmersa en un ambiente violento y hostil. Las cosas con nuestros hombres dejaron de funcionar y fue cuando decidí proponerle dejar de lado tanta farsa y atrevernos a vivir una vida en común.

Pero las desgracias no vienen solas, para colmo sufrí un accidente que me dejó postrada en la cama varios meses y que me obligó a quedarme en casa por algo más de un año (y a día de hoy aún persisten las secuelas), perdiendo dos cursos de carrera y dejándome completamente dependiente de los demás.

Perdí el número de Ana cuando tuve que resetear el móvil por un virus (atención a dejarse encendido el bluetooth…) y tras varias pruebas, muchísima rehabilitación, cuando me recuperé, pude volver a caminar y coger el bus y tuve oportunidad de ir a Alicante, fui para hablar con ella, ya que en año y medio no pudimos comunicarnos y no sabíamos nada la una de la otra.

Y cuando fui a su quiosco lo encontré vacío. Pregunté por ella al chico que estaba vendiendo cupones al lado y me dijo que estaba sustituyéndola; ella se había marchado a Tarragona a vivir con su madre y que no volvería por Alicante.

El viaje de vuelta a Alcoy lo pasé con “Cradle of filth” sonando en mis cascos a todo trapo y cuando llegué a casa me subí al ático y lloré como no había llorado en muchísimo tiempo, hasta que me dormí tirada en el suelo.

Tiempo más tarde, me atreví a salir del armario con mi hermano y aunque al principio le chocó, pues no se lo esperaba, se lo tomó muy bien, pues conoce a una pareja de chicas y para él la homosexualidad no supone ninguna “abominación” ni nada anormal.

Aunque había aceptado mi discapacidad desde hacía años, me seguía resistiendo a aceptar del todo mi lado bollo. Y como suele decirse “cuando el alumno está listo, aparece el maestro”.

Me encanta leer sobre culturas antiguas y sobre las mal llamadas “culturas salvajes”. Descubrí la existencia de los “berdaches” norteamericanos, de cómo en otras culturas menos “civilizadas”, en lugar de tratarnos como enfermos, se nos trata con respeto y hasta con reverencia (las personas “de doble espíritu”, como nos llaman, somos candidatas potenciales a chamanes…y ningún jefe de clan toma una decisión importante sin consultar con el chamán de turno). Eso me hizo ver la relatividad de las creencias que consideramos “La Verdad”, lo correcto, lo normal…

El documental “El Sexo de los Ángeles”, de Frank Toro, ya fue la guinda del pastel y si bien me hizo llorar en muchos momentos, cuando acabé de verlo me quedé con una sensación pletórica de orgullo respecto de lo que realmente yo soy: una mujer discapacitada que ama a otras mujeres.

Conocí a otra chica de la que me enamoré profundamente, la primera mujer con la que me acosté (con Ana hubo besos y manos traviesas que se perdían bajo la camiseta, pero nada más). Pero por razones que desconozco se inventó la historia de que la estaban acosando para que me dejase en paz a mí y acabé cansándome de que me tomase por imbécil.

Actualmente me falta solo 1 examen para terminar la carrera y ya me han llamado de varios lugares para trabajar, además de tener constancia de otros donde podría currar sin problemas. Tengo pensado irme fuera de la Comunidad Valenciana: además de que aquí no hay trabajo de lo que he estudiado, quiero hacerme cargo de mi misma y poder vivir mi homosexualidad lejos del alcance de mi familia, porque sé que no lo van a aceptar y ya de por sí son aficionados al siniestro deporte del chantáje emocional. Y no tengo amigos que dejar atrás, porque los que tenía desaparecieron misteriosamente tras salir del armario con ellos. ¿Los habrán abducido los marcianitos?.

Es por eso que aún sigo dentro del armario para mis padres, que no dejan de insistirme para que me “busque un buen chico y me case”, cuando yo lo que deseo es casarme, sí…pero con una mujer. Ya lo sabrán, pero cuando esté lo suficientemente lejos para que no puedan hacerme daño.

Y en el tema laboral deberé ser cuidadosa con querer salir del armario: a una mujer hetero no debe hacerle mucha gracia saber que a la terapeuta que le está colocando una férula o le está dando un masaje para quitarle la contractura de la espalda le gustan las ostras…

Sanidad es un campo delicado para salir del armario y se me puede complicar la cosa si acabo conviviendo con otra mujer. Pero ese es el camino que escojo transitar.

Y eso es más o menos cómo ha sido para mí vivir con una discapacidad y gustándome las mujeres. Y sé que mi odisea no ha acabado, sino que no hecho más que comenzar.

Me gustaría que mi testimonio pudiese dar a otros gays y lesbianas, discapacitad@s o no, el valor para seguir luchando hasta encontrar su sitio, en un mundo y una sociedad pensados por y para heterosexuales sanos.

No os rindáis nunca.

PD: perdón por las posibles faltas de ortografía, mi teclado braille vá como quiere y cuando quiere…

domingo, 5 de septiembre de 2010

Formaliza renuncia mujer transexual a grupo asesor del CONAPRED

La activista transexual Irina Layevska Echeverría Gaitán formalizó su renuncia al grupo asesor externo del CONAPRED como protesta a lo que llamó una actitud de “complicidad”, por avalar el decreto del día de la Tolerancia que omitió el término homofobia (y transfobia).

Redacción: Anodis

Ciudad de México.- En protesta por la declaración del “Día de la Tolerancia y el respeto a las preferencias” en lugar del “Día nacional de lucha contra la homofobia”, Irina Layevska Echeverría Gaitán formalizó su renuncia al grupo asesor externo del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) al que, dijo, fue invitada por Ricardo Bucio, presidente del Organismo en enero pasado.

“Era más que evidente que Calderón iba a dejar ver su homofobia otra vez, el decreto de esta efeméride lo demuestra, Día de la Tolerancia y el Respeto a las Preferencias el 17 de mayo de cada año.”, expresó en un comunicado.

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Explicó que la tolerancia tiene una connotación de poder sobre el otro, “así la derecha se da el gusto de tolerarnos y no de respetarnos”, y recordó que el presidente Calderón fue quién interpuso a través de la PGR el recurso de inconstitucionalidad a las reformas al Código Civil del Distrito Federal que garantiza el derecho a personas del mismo sexo a unirnos en matrimonio

“Es su gobierno el que alienta y protege a los grupos más conservadores y que son estos quienes han desatado la campaña de odio y agresiones a quienes tenemos una sexualidad diferente a la heterosexual, las iglesias católica, evangélica y ortodoxa se unieron en un hecho histórico para ‘cerrarnos las puertas del cielo’”, denunció.

La activista transexual, quien en 2008 fue aspirante a presidir el CONAPRED con el apoyo de 55 personas y organizaciones, entre ellas Marta Lamas y Emilio Álvarez Icaza, se dijo preocupada de que “hubiera quienes acudieron al llamado de la SEGOB y esperaran el cumplimiento de algo que a todas luces era impensable”, a pesar de las agresiones a la comunidad LGBT y violaciones a sus derechos.

“La derecha nunca dejará de lado sus prejuicios y hoy estos prejuicios ya son oficiales y plasmados en el calendario nacional”, señaló Echeverría Gaitán y formalizó su renuncia al grupo asesor externo del CONAPRED, “al que fui invitada por el presidente del Consejo en enero pasado”, por considerar que el organismo incurrió en “complicidad”

“No hay que olvidar que al Cielo se le toma por asalto. Ni un crimen más por homofobia.”, finalizó además de confirmar a esta Agencia que ya entregó su renuncia a Ricardo Bucio Mújica, presidente del CONAPRED.

Como ya se mencionó, en septiembre de 2008, tras la muerte de Gilberto Rincón Gallardo, integrantes y simpatizantes del colectivo de la diversidad sexual propusieron a la activista transexual para ocupar la presidencia del (Conapred).

En ese año, a través de una carta pública dirigida a la Asamblea Consultiva, cerca de 50 firmantes aseguraron que la politóloga mexicana garantizaría el liderazgo requerido para la continuidad de la lucha y la erradicación de la discriminación en nuestro país, lucha que Irina aceptó al ser una mujer discriminada desde pequeña por tener un padre comunista y ser una persona discapacitada, como reveló en el libro: “Carta a mi padre: Testimonio de una persona transexual con discapacidad”.

martes, 17 de agosto de 2010

gay con discapacidad de Reino Unido busca ...

disabled - United Kingdom

My name is oleg and seeking boys
Seeking: disabled .
I�?m gay
I am disabled from UK but hoping to visit India late 2010 or early 2011. What is your disability? I use crutches. And you? How old are you and what age are you looking for? If you answer these questions I promise you either a full story by email or to talk on skype. Do you have a skype account? Bye and thanks Oleg

domingo, 13 de junio de 2010

Documento sobre la realidad de la diversidad sexual en el mundo de la discapacidad

DIVERSIDAD SEXUAL EN LA DISCAPACIDAD: UNA REALIDAD INVISIBILIZADA

Maribel Ortega Álvarez,
(psicóloga, orientadora en sexualidad, facilitadora de grupos, orientadora humanista y psicoterapeuta gestalt).

Filiación: AVE de México A. C.

La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano basada en el sexo; incluye el género, el erotismo, el vínculo afectivo y la reproductividad...

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miércoles, 9 de junio de 2010

"GLBT & Disability Group" de Long Island del Estado de Nueva York

GLBT & Disability Group

4th Thursday of Each Month 7-8pm

Having a disability means different things to different people but if you have physical, medical, emotional, and/or psychological challenges, it is sometimes difficult to get the support that you may need. GLBT & Disability is a social/support group for those who identify as being part of the GLBT community. The group meets once a month to provide a safe, respectful, non judgemental environment of both support and socialization, and is open to all regardless of age, gender or ability.

Join us on the 4th Thursday of each Month at 7-8pm at The Center!

Upcoming meeting dates:

•February 25, 2010
•March 25, 2010
•April 22, 2010
•May 27, 2010

Fuente: ligaly.org

sábado, 24 de abril de 2010

Fran & Siobhán's feminist, disability-friendly, colourful, vegan wedding

offbeatbride.com08-02-2010

"...Our biggest challenge: We met because of chronic health problems, so planning a wedding left us even more exhausted than normal. We planned the day around this, sitting during the ceremony, with comfy seats with arms during the meal, sofas around the dancefloor, the whole venue was disability friendly..."

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viernes, 23 de abril de 2010

Hotel Axor Feria, Madrid

axorhoteles.com/feria

Hotel con habitaciones / instalaciones para personas de movilidad reducida y lgtbfriendly

más información aquí

sábado, 10 de abril de 2010

Harley - LGBT College Students With Disabilities

buxaralibrosles.es (22-oct-07)

Lesbian, gay, bisexual, and transgender college students with disabilities: a look at multiple cultural minorities

Debra A Harley, Theresa M. Nowak, Linda J Gassaway, Todd A. Savage
Psychology in the Schools, 2002

“College students with disabilities who are lesbian, gay, bisexual, or transgender (LGBT) represent diverse cultural minorities with multiple service needs involving disabilities, identities, and adjustment strategies. These students are usually accommodated in the college environment because of their disability while simultaneously marginalized based on their sexual orientation.”

»
“This article discusses LGBT college students with disabilities as multiple cultural minorities with a focus on educational environments, institutional issues, and strategies for university personnel.”

—2002 Wiley Periodicals, Inc.

Debra A. Harley es profesora asociada en el Department of Special Education and Rehabilitation Counseling; Theresa M. Nowak es estudiante de doctorado en el Program for School Psychology; Linda J. Gassaway es estudiante de doctorado en el Department of Special Education and Rehabilitation Counseling; y Todd Savage es doctorando en el Program for School Psychology de la Universidad de Kentucky.
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descargar: enlace

martes, 30 de marzo de 2010

COMUNIDAD LGBT - Anundis.com

anundis.com (red de encuentros para personas con discapacidad)

COMUNIDAD LGBT
http://www.anundis.com/group/comunidadlgbt

COMUNIDAD DE LESBIANAS,GAYS BISEXUALES Y TRANSEXUALES

lunes, 29 de marzo de 2010

Tesis Doctoral - DISCAPACIDAD Y HOMOSEXUALIDAD: UNA MINORÍA QUE CRECE


Angelo Davide Marra

Resumen

Una reseña sobre una tesis doctoral, en Italia, que abunda en la “doble condición” de ser homosexual y persona con discapacidad. Una problemática que profundiza los ejes de discriminación propios de las sociedades, occidentales, capitalistas, discrimintorias, en las que vivimos.
Idiomas: abstract en inglés y presentación de la investigación en italiano.
Autora de la tesis: Ilaria Grasso
Reseña: Angelo D. Marra

El texto completo de la tesis está disponible en: http://www.um.es/discatif/documentos/tesi_Grasso.pdf (Tesis Doctoral; 2009)

Texto completo: RESEÑA

viernes, 26 de marzo de 2010

Anuncio: "Quisiera ayudar alguna persona gay con discapacidad"

mundoanuncio.com
Benidorm - Alicante

"Quisiera ayudar alguna persona gay con discapacidad fisica o visual dispongo de tiempo libre en las tardes, solo zona de Benidorm y alrededores ..."

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martes, 23 de marzo de 2010

ILGA: Disability, Sexuality and Rights


ilga.org

February 1 - April 1, 2010

The Disability, Sexuality and Rights Online Training provides a study of theory and practice for people working in fields such as development, health and rights, including disability and sexuality. ...

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domingo, 14 de marzo de 2010

The LGBT Network - Outsiders

The LGBT network is for lesbian, gay, bisexual and transgendered disabled people to support each other and enjoy themselves

www.outsiders.org.uk/lgbt

We are setting up a new LGBT network in Outsiders and this is being coordinated by our French volunteer, Philippe with the help of Eirwen. We want to include all members who identify as lesbian/gay/bisexual/transgenderand those who feel in some other way associated - e.g. those who are interested in exploring a maybe-not-heterosexual sexuality, those who have a bi partner, etc. etc.

The network will provide mutual support, encouragement and connections with other groups around the country, with our own social events, our own page in 'Inside' and our own section on this website.

Your views are welcome about the future of the network - whatever you think you need. Perhaps you would like regular daytime meet-ups or clubbing nights, and perhaps host an event in your locality which the rest of us could travel to? We feel it would be excellent to hold a mini conference with other groups and organisations to discuss the issues of relationships and sex for lesbian, gay, bi and transgendered disabled people.

For more information email the LGBT group

sábado, 13 de marzo de 2010

Transexual demanda con doce millones a hospital Estados Unidos por discriminación empleo

diariodigitaltransexual.com (26-01-2010)

J. Hidalgo, una transexual boricua de 49 años y quien trabajaba en el hospital Bellevue, demando al necrocomio por discriminación en el empleo y dijo, que era constantemente acosada y objeto de burla por parte de sus jefes. Hidalgo, dijo a un diario local que trabajaba en limpieza, pero se vestía de “hombre”, se peinaba con el pelo recogido hacia atrás y se hacía un moño.

Nuevo Diario/Actualización Diario Digital Transexual-.
“Siempre iba bien decente al trabajo, pero cuando regresaba a mi casa, me vestía de mujer”, explicó. La transexual relató que en el 2007, la transfirieron al Departamento de Limpieza con cuya medida, comenzó la discriminación en su contra. Tiene discapacidad con problemas de aprendizaje, defectos que le diagnosticaron cuando era una adolescente.

seguir leyendo... A su padre le fue muy difícil aceptar su identidad de género y a veces, caminaba por la acera contraria para que no lo vieran junto a su "hijo". Pero desde hace algún tiempo, la acepta como mujer. Comenzó su trabajo en el hospital en el 2004 como voluntaria y luego fue contratada como empleada fija, iniciando sus labores en la cocina y en el 2007, fue trasladada a limpieza.

Narra que fue allí donde comenzaron sus penurias. En el 2008, l cancelaron del puesto. “Me sentí todo el tiempo discriminada”, alega la transexual. Recuerda que una de sus jefas le dijo un día que debería usar sostenes para que sus “senos” no estuvieran moviéndose todo el día.

En noviembre del 2009, puso una querella en la Corte Suprema de Nueva York en la que reclama US $12 millones del hospital por discriminación. Arguye que se le negaron ascensos en el trabajo, entrenamientos, horas extras, aumentos de sueldo establecidos y otros beneficios que disfrutan todos los demás.

Señala que todo ello por ser trans y a sus dificultades físicas. Sollozando, dijo que no le importa el dinero, sino que no se discrimine a nadie más. Indica que además, fue acusada en falso por “ser como es”. Su abogado dijo que el caso está en la fase de presentación de evidencias y preparación para el juicio, ya que el hospital niega todos los cargos.

El jurista dijo que la trans era muy querida por pacientes y otros empleados. “Esto es simplemente inaceptable e ilegal”, agregó el abogado. Sostuvo que según su experiencia, la ciudad buscará hacer el caso lo más lento posible y podría tomar años en ventilarse.

El director de asuntos públicos del centro asistencial respondió que tienen una política de “cero tolerancia” frente a casos de discriminación, pero que no puede hablar sobre un litigio legal que está en marcha.

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Fuente original: elnuevodiario.com.do

viernes, 12 de marzo de 2010

Disabled and Gay - The Ideal Man?

http://diversitynz.com/philip-patston/

MELBOURNE, AUSTRALIA – 10 October 2005

"Hello. My name is Philip Patston and I am an English-born gay, disabled, white man who has lived in Aotearoa New Zealand for 33 years. Aotearoa is the indigenous, Maori name for NZ. Much more distinctive than NZ if you ask me. I am a performer, a comedian – a celebrity of sorts – I would have been..."

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jueves, 11 de marzo de 2010

PUERTO MONTT HACE HISTORIA

http://www.opusgay.cl/
15 de enero, 2010

"Estamos muy felices y emocionados por este gran triunfo a favor de todos los sectores discriminados, pues la Ordenanza no sólo beneficia a las minorías sexuales, sino que también a las personas con discapacidad, a los pueblos autóctonos, a los inmigrantes, a los pobres, a las mujeres, los jóvenes y..."

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miércoles, 10 de marzo de 2010

Department of Health’s Sexual Orientation and Gender Identity Advisory Group’s work programme

www.spectrum-lgbt.org

"What are disabled LGB people’s health needs? The rights of people who are disabled to engage in everyday activities that the rest of society take for granted (for example, taking part in leisure activities, getting a job and falling in love) are severely curtailed. Their rights to sexual relationsh..."

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lunes, 8 de marzo de 2010

IRINA LAYEVSKA: SENSIBILIDAD, VALENTÍA Y VISIÓN

Con toda mi admiración para Irina Layevska


“¿Qué soy? Mujer. ¿Quién soy? Irina. ¿Quién fui? Irina.
Estaba escondida, reprimida, aterrada, pero ahí estaba.
Lo único que necesité fue un proceso para nacer, y aquí estoy”



Esta semana tuve la oportunidad de leer por segunda vez un libro más que recomendable, un libro que me conmueve y disfruto profundamente, un canto a la vida: "Carta a mi padre. Testimonio de una persona transexual con discapacidad."

Creo que desde el título se comienza develar el por qué de mi interés y, más aún, cuando página a página se va mostrando una mujer que es increíblemente sensible y fuerte, una mujer que me hizo sentir una admiración tan profunda hacia ella: Irina Layevska, una activista inalcanzable por la igualdad de derechos entre todos y todas, que, además, estuvo postulada para la presidencia del CONAPRED y sin lugar a dudas era la más capaz, no así quien lo comanda ahora, pero esa es otra historia.

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La historia de hoy es la de Irina, que con toda la valentía del mundo nos cuenta a través de unas líneas que dirige a la dureza de su padre, que fue preso político, comunista aguerrido y violento sin sentido; todo lo que callado, todo lo que le molesta, todo lo que muchas personas cargan, personas que juzgan sin entender, que no negocian, que imponen, niegan y lastiman.

Esta carta, sin censura, relata días terribles de infancia que van entre la enfermedad, la negligencia médica, las visitas a la cárcel, la crueldad de los y las niñas, las operaciones, la soledad y el silencio, la ausencia de su padre y el odio a ese cuerpo equivocado, esa identidad errada, que debía cambiar.

Una juventud cargada de recuerdos, de sueños y de prohibiciones, un matrimonio bello pero con el deseo de cambiar, de transitar a lo que realmente es… mujer. Una mujer sin etiquetas, una mujer libre, una mujer en TRANSición, una mujer que cuestiona y que dice a quema ropa: “esta soy yo y qué tiene de malo”, que cuestiona los prejuicios de su padre y de todo aquel que lee sus sentimientos mas profundos. Una mujer que no se victimiza.

Después de leer este libro me queda claro que los límites no existen, pero que uno se encarga de agrandarlos o luchar contra ellos. Pude ver, de manera muy clara, que cada vida, que cada día, es una oportunidad de cambio, de aportar algo, de sobreponerse a las inevitables desavenencias que la vida pone. Corroboro que lo que mi terapeuta, Alberto Ramírez, me dijo alguna vez: “la vida no te manda con lo que no vayas a poder” es una verdad irrefutable.

Amo su vitalidad, su enseñanza, su ejemplo, y fue inevitable no llorar ante algunas situaciones indignantes de la vida, de la gente, misma que demuestra que es capaz de las mejores maravillas y milagros así como de las peores mierdas y bajezas. No hay duda de ello.

Irina no es una víctima, es una guerrera, es un ejemplo de constancia, de inteligencia, de integridad y de profundidad. ¿Qué pasaría si dejáramos de ser víctimas y fuéramos más propositivos o propositivas? ¿Qué pasaría si cada día hiciéramos algo por nosotros(as) y por los/las demás? ¿Qué pasaría si nos apegáramos a ser lo que realmente queremos ser, lo que realmente somos?

La transexualidad existe, es real, normal. Este libro es una invitación a cuestionar los estúpidos prejuicios producto de la ignorancia.

Por algo Irina escribe: “se suele temer a lo que no se entiende y por tanto se hace a un lado, pretendiendo que no existe para intentar —inútilmente— vivir sin sobresalto”.

La transexualidad es, justamente, ese tránsito a ser lo que realmente se es, lo que la naturaleza se equivoca, lo que se quiere vivir y se tiene derecho de ser y hacer. Es acercarse esa vivencia con nombre y apellido, con honestidad y fuerza, con realidad y crudeza.

En palabras de Irina: “La verdad no es indecible (…): nací hombre y soy mujer. Mi cuerpo no me corresponde y lo que nombro ‘yo’ no está vinculado con él”.

Carta a mi padre. Testimonio de una persona transexual con discapacidad es un libro que, de manera gratuita, puedes conseguir en el CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) aunque por ahora dicen que no existen ejemplares, esto también es un llamado a que saquen los que quedan o puedan reimprimir este libro que es un testimonio vital para el proceso contra la discriminación sexual que es justamente lo que esa dependencia debe trabajar.

domingo, 28 de febrero de 2010

Me gusta una chica con una discapacidad fisica?

Yahoo! Argentina Respuestas
ar.answers.yahoo.com

"tiene mi edad y esta en silla de ruedas pero es una persona perfectamente normal, creo que le gusto por como se comporta conmigo, pero estan raro nunca he visto parejas homosexuales en esas circunstancias, y no me late estar con ella por estar, sin ninguna otra intencion, me gusta en serio y no quiero que sufra, pero ..."

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martes, 23 de febrero de 2010

Q'Eros-CuteBoys®©: CALENDAR ♥ CALENDARIO 2010 ;)

qeroscuteboys.blogspot.com

Our activities are open job opportunities for gay guys, tolerant straight guys, and disabled gay guys.

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Aviso: Enlace web con contenido sexual explícito, contiene actividades de campamento, voluntariado, ecología, festivales, etc... que también pueden ser de interés para jóvenes gays con discapacidad

viernes, 19 de febrero de 2010

Cita de Marlee Matlin, actriz con sordera

"Tengo que admitir que he descubierto que es más fácil besar a una mujer que a un hombre. Amo a los hombres y me encanta coquetear, y con los chicos guapos y lindos bueno, me puedo poner nerviosa. No me malinterpreten, estoy absolutamente enamorada de mi maravilloso esposo. Pero esa electricidad que nace cuando besas a alguien atractivo y nuevo bueno, puede que este casada, pero sigo siendo humana..."

Fuente: lesbicanarias.es

Marlee Matlin, actriz que en 2007 aparece en la cuarta temporada de la serie "The L word", encarnando el papel de Jody Lerner, una artista y profesora de Artes en la Universidad de California, es lesbiana con sordera y siempre va acompañada de su intérprete Tom. Trabaja en la facultad donde es decana Bette e iniciarán una relación sentimental que finalizará con una difícil ruptura para ambas.

jueves, 18 de febrero de 2010

¿Frida Hayek?

Frida Kahlo (¿Hayek?) sí que dio con una fórmula de éxito:

• Fue mujer,
• fue bisexual,
• fue latinoamericana,
• fue discapacitada,
• fue comunista,
• tuvo una vida de telenovela, y
• pintó con colorinches mexicanoides.

Lástima de su apellido centroeuropeo, que le quita un poco del color local de México. Pero, por lo demás, no es difícil explicarse por qué alguien que perteneció simultáneamente a tantos grupos marginados causa una morrocotuda admiración políticamente correcta entre muchos europeos y estadounidenses. A pesar de haber dibujado siempre tan mal.

¿No hay mejores artistas mujeres y/o bisexuales y/o discapacitados(as) y/o comunistas? Seguro que sí, pero hay que fijarse en la obra, no (sólo) en la persona.

Fuente: intisantamaria.blogspot.com

jueves, 11 de febrero de 2010

I Festival Internacional EscenaMobile (2007)

El documental ‘El sexo de los ángeles’ también estuvo presente en el I Festival Internacional EscenaMobile (2007):

‘El sexo de los ángeles’, de Frank Toro, es un documental en el que los protagonistas explican en primera persona cómo viven la homosexualidad desde su perspectiva de personas con discapacidad. Este trabajo pretende mostrar una realidad oculta. Ignoradas y estigmatizadas, las personas con discapacidad luchan por demostrar que no son enfermos sino ciudadanos diferentes con las mismas necesidades e inquietudes que las personas no discapacitadas. Históricamente, más que rechazada, la faceta sexual de este colectivo ha sido ignorada.

Fuente: escenamobile.es

Mujeres y discapacidad

defrentelgtb.superforo.net

"Hola! Os escribo para pediros que hagáis difusión de un proyecto muy interesante sobre mujer, sexualidad y discapacidad que está haciendo una amiga y necesita contactar con mujeres con discapacidad de todas las orientaciones sexuales. Por eso ..."

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lunes, 18 de enero de 2010

Participación promueve unas Jornadas sobre homosexualidad y discapacidad intelectual (2008)

miércoles 10 de septiembre de 2008

"El Concejal de Cultura y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Coslada, Pedro San Frutos, inaugurará mañana sábado 12 de julio a las 10,30 horas, en la sede de ASPIMIP, unas jornadas de formación donde los diferentes delegados/as de las comunidades autónomas de la Fundación Triángulo, recibirán formación a cargo de profesionales de la Asociación ASPIMIP en materia de Discapacidad y Afectividad y Sexualidad para personas con discapacidad. La sede de ASPIMIP se encuentra en la Avda. Madrid, 2 posterior)."

Fuente: coslada.es

domingo, 17 de enero de 2010

Debate sobre devotee y discapacidad

anundis.com

Publicado por SALLY DE JACK el diciembre 15, 2009:

"Estos ha surgido una pregunta en mi interior... ¿puede un devote enamorarse realmente de una persona con discapacidad?... yo sé que el amor, es un sentimiento muy especial, pero... si el devotismo es sólo eso... admiraciòn por la gente con discap, se podrá convertir en amor verdadero?... qué opinas?.. "

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domingo, 10 de enero de 2010

Educación afectivo-sexual en alumnos con necesidades educativas especiales

Curso para maestros de educación especial, donde se habla también sobre homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad y transexualidad en personas con discapacidad en educa.madrid.org

viernes, 8 de enero de 2010

Reportaje: Homosexualidad y discapacidad

GARVA, D., "Discapacidad y homosexualidad: ¿Doble discriminación?" en revista Moxow, nº 28, diciembre, 2009, p. 24. Disponible: aquí Fuente: narrativagay.com

LA ACEPTACIÓN DE NUESTRA ORIENTACIÓN SEXUAL PUEDE CONVERTIRSE EN UNA ODISEA, PERO QUÉ OCURRE CUANDO LA PERSONA PADECE ALGÚN TIPO DE DISCAPACIDAD. LOS ESTUDIOS AFIRMAN QUE LAS PERSONAS LGTB CON DISCAPACIDAD SUFREN UNA DOBLE DISCRIMINACIÓN Y ESTO LES CONDUCE A LA INVISIBILIDAD QUE SUFREN EN LA SOCIEDAD Y DENTRO DEL PROPIO COLECTIVO LGTB.

Por DAVID GARVA
En la actualidad, es patente que el número de personas LGTB con discapacidad se ha hecho más visible, fruto de la aceptación de la persona y su desarrollo en el entramado social. Jesús González, es una de las voces más versadas en el tema, quien en el año 2005 se aventuró a elaborar un ensayo sobre las personas LGTB con discapacidad; el resultado fue: Reinventarse. La doble exclusión: vivir siendo homosexual y discapacitado, un libro disponible en la red y que arroja información sobre los diversos aspectos que comprenden la vida de una persona que como el es gay y discapacitado. Para situarnos en la realidad española, González argumenta: “Casi 4 millones de personas son discapacitadas en nuestro país, es decir, un 10% de la población española. En cuanto al colectivo LGTB, entre un 8% y un 12% son los datos que se estiman de personas que son gay, lesbiana o transexual en España.”

A tenor de estos datos, González se plantea: “¿Por qué la sociedad sana y heterosexual nos trata de manera diferente?” A lo que responde que sin lugar a dudas ese trato desigual proviene de la visión distorsionada que esos colectivos mayoritarios y supuestamente normales, tienen de nosotros. En este sentido, González afirma: “Ser gay, lesbiana o transexual en nuestro país, aún genera una serie de problemas de aceptación social. La discriminación en el mundo laboral, los problemas de “Bullying” en centros escolares, la consumación de los derechos plenos como ciudadanos de primer orden, se enfrentan en determinados territorios y mentalidades con una arcaica concepción de la homosexualidad que, aún todavía, algunos tildan de enfermedad, de aberración o de malformación genética. Se ha construido mucho, pero aún quedan escollos que derribar.”

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En el caso de los discapacitados LGTB no sólo tienen que franquear la barrera que les supone su orientación sexual sino la propia discapacidad, por este motivo, González añade: “La discapacidad, en su parcela de exclusión, ha sido considerada, en determinados círculos sociales, como una tara insalvable, como un error de la naturaleza. Al igual que los homosexuales, a los que se llegó a denominar de “tarados”, “subnormales”, “anormales” o “lisiados”, han sido perseguidos o diezmados por los nazis, o incluso encerrados en manicomios, en centros psiquiátricos, o en hospitales.”

Para luchar contra estas discriminaciones y motivar al cambio social, González propone como solución la aceptación, que consistiría en encontrar un lugar en la sociedad. La normalización de las personas con discapacidad tiene que estar ligada a todos los ámbitos del desarrollo de la persona en sociedad, por ello, González puntualiza: “el acceso a la cultura y al ocio resultan fundamentales, el fomento de estas actividades, en una sociedad avanzada como pretende ser la nuestra, cada vez cobran más importancia y, por ello, la plena normalización pasa necesariamente por su accesibilidad para hacerlas asequibles a todos los ciudadanos. La cultura, tanto desde la perspectiva de la creación artística, como desde la del disfrute de las obras realizadas por otros, debería resultar accesible a todas aquellas personas con discapacidad que pretendan desarrollar sus capacidades y sus aficiones. El turismo, el deporte de base, el ocio en su globalidad, han de ser alternativas al alcance de las personas con discapacidad.”

¿SON ASEXUADAS LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD?
La sexualidad de las personas con discapacidad es el tema más desconocido, de esta forma, Jesús González afirma: “A menudo se considera a las personas con discapacidad física o intelectual, personas como no sexuales. El sexo está muy asociado a la juventud y el atractivo físico, y cuando uno no lo es, se ve a menudo como “impropio”. Si se discute sobre sexo y discapacidad, normalmente se refiere a la capacidad, a las técnicas y la fertilidad, dejando atrás el concepto de los sentimientos sexuales y, por tanto, olvidándonos de la parte afectiva. Estos aspectos, pues, ignoran el afecto, las emociones, el tocar…” Además, González añade en su estudio las palabras cargadas de significado del Director Ejecutivo del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad): “No dispongo de información, ni de datos, como mucho de impresiones, y no sé si con esto escaso acervo sería legítimo pronunciarse. Podría hablar, pero a la ligera. Hay un hecho indiscutible, no obstante, y es que son personas apenas visibles, y sus manifestaciones y prácticas menos. Desde el mundo de la discapacidad, la cuestión de la llamada “homosexualidad”, ha sido ignorada olímpicamente. Supongo, pero no es más que una suposición, que no se ha querido ligar “la desgracia” de la discapacidad, con el “vicio” de la homosexualidad. Pero, insisto, no me puedo pronunciar por desconocimiento”.

En el desarrollo sexual de las personas con discapacidad cobra mucha relevancia su entorno, en este sentido, Marta del Pino asegura: “Las vidas de las personas con discapacidad intelectual se desarrollan en entornos donde las principales interrelaciones son con la familia y profesionales. Por ello, el abordaje del tema de la afectividad y sexualidad de las personas con discapacidad intelectual resulta un tanto delicado.” Asimismo, incide en las pautas para normalizar la afectividad en estas personas aconsejando a sus familias y a los profesionales: “En una sociedad donde el sexo está omnipresente a nuestro alrededor, es un error ignorar y creer que las personas con discapacidad intelectual no tienen esas necesidades o no son como los demás en este aspecto; por lo que tenemos que considerar la sexualidad como un elemento más dentro de nuestra atención a estas personas, e imprescindible para poder trabajar con los principios básicos de esta atención: integración y normalización.”

LA SITUACIÓN DE CHICAS LESBIANAS CON DISCAPACIDAD

En referencia a este tema, Beatriz Gimeno declara: “ Ser una lesbiana funcionalmente diversa me ha dado casi todo lo que soy, una vida intensa y muy distinta a las vidas normales, abierta a unas posibilidades que poca gente tiene, con experiencias enormemente enriquecedoras. Creo que, en determinadas condiciones, no hay nada mejor que poder ver el mundo desde donde muy poca gente puede verlo: desde los márgenes. No estoy siendo voluntarista y he dicho “en determinadas condiciones” pero lo cierto es que siento que donde yo estoy poca gente ha estado, la vista que yo tengo no la tiene todo el mundo, y creo que eso ha hecho mi vida mejor. Me gusta mi vida y mi cuerpo, que es fuente de satisfacción, de amor y de placer.” Asimismo, con respecto a la invisibilidad del colectivo lésbico con discapacidad, Gimeno puntualiza: Siempre estamos hablando de invisibilidad, pero pocas veces hablamos que no hay mayor invisibilidad que ser invisible para los demás en cuanto a la posibilidad de suscitar deseo.

Cristina Santacruz es el testimonio más reseñable de la situación de las lesbianas con discapacidad, Cristina asegura que nadie nos informa de los cambios que se van produciendo en nuestro cuerpo y de repente nos dicen “Tu no puedes salir con chicos porque te quedas embarazada” “Mejor te quedas con nosotros en casa que somos los que más te queremos”. A partir de ahí ya sabemos lo que es la sexualidad, la sexualidad es igual a embarazo.

Asimismo, Santacruz puntualiza: “Tanto miedo a nuestro alrededor, tanto decirnos que nosotras no podemos hacer lo que hacen las demás mujeres de nuestra edad, porque tenemos un certificado de minusvalía, nos hace sentir como bichos raros. Las pocas veces que estamos a solas con un chico y que surge afecto entre nosotros se nos enciende al momento la luz del embarazo.”

Finalmente, para expresar como es vista por la sociedad, Santacruz declara: “Hay mujeres de muchos tipos altas, bajas, guapas, feas, responsables, irresponsable, pero las mujeres con discapacidad somos todas iguales, vamos, que no somos mujeres somos discapacitadas.”

EL SEXO DE LOS ÁNGELES

El sexo de los ángeles es un documental dirigido por Jesús González y Frank Toro. Está dividido en diez secciones o capítulos, en el que a través de siete testimonios explican en primera personas sus experiencias como personas homosexuales con discapacidad, o bien, exponen sus opiniones como representantes de importantes instituciones.

Los personajes de este documental están atrapados en un laberinto de barreras físicas y mentales, son ignorados socialmente, y tratan de superar cualquiera de los retos que plantea la vida cotidiana que resulta mucho más difícil desde una silla de ruedas, desde el silencio de la sordera o desde cualquier otra dificultad física. Considerados durante mucho tiempo seres asexuados, la aceptación y desarrollo de la sexualidad, en especial de la homosexualidad, resulta mucho más compleja para las personas con discapacidades.


lunes, 4 de enero de 2010

Disabled Early, Gay Late

by Charles Coventry on March 14, 2007 (nsrc.sfsu.edu)

I was born in 1943 in the west of Scotland, and with the exception of a year at a school for children with cerebral palsy (CP) in Edinburgh, I lived till the age of twelve with my parents in Glasgow. The school for children with CP, Westerlea, had assessed me as fit to attend a small mainstream school with other children of my own age, where my abilities, notably a mechanical ability, skill with words, and musical talent could have been developed. Back in Glasgow, however, all disabled children were required to attend special schools where the pace was that of the slowest. Because I was more physically fit or more mentally agile than most of my classmates, I had no friends at school, the beginning of a life of loneliness.

At home my sister and my girl cousins created their own society, so once again I was isolated. My father couldn’t be bothered with my interest in mechanical things. Instead he tried to cram the subjects of his own expertise—politics, economics and social studies—into my head even before I was of school age, which is five in the United Kingdom. When I finally made it into mainstream education, at Alloa Academy in Clackmannanshire, east central Scotland, I came out with the required passes for university entrance, mainly languages, but that was really all I got out of school. Unable to participate in physical education and games, my isolation grew. I wasn’t bullied for not playing rugby, as I might have been at a school supported by public funds, but still I was excluded from the company of other pupils.

Instead of helping me to find pursuits that might have given me the company of my peers, the school found nothing for me but extra lessons. Now that I have gay friends for the first time in my life I realize that many gay people understand what being “non-sports” was like as a child, much better, I believe, than most straight people do. At a conference in Belfast, for example, I met a gay man who had been educated at a Roman Catholic school for boys. He was always in trouble, he told me, for not being good at PE and team games. When I mentioned that I had been left out for being “non-sports”, there was no need to explain. He got the point straight away. “Yes,” he said, “isolation.”

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Another example relates to a specific activity. When I came to Edinburgh at the age of forty for further degree study, I got the chance to learn to swim by a method specially designed for disabled people. A gay journalist I met, who had been sent to one of the “good” Edinburgh schools, had been taken to a swimming pool at the age of eight and literally “thrown in at the deep end.” Terrified, he could never face swimming again, yet when I told him about learning to swim he could appreciate the feeling of independence that being in the water gave me.

Outside of school I was fortunate that relatives on my mother’s side of the family, keen on outdoor activities, encouraged me to go for walks in the country. These were mostly solitary excursions, so when I read Exile and Pride I was struck that Eli Clare was allowed to take part in a cross-country run, a group activity. Even so, the adults involved reacted to Eli exactly as they had to me, by setting the experience apart. I recall this same feeling when I had to endure an “interview” with one of the tabloid newspapers about an essay I had written. In no time the whole county had heard of “the boy that looks at old buildings.” Singled out in this condescending fashion, I felt myself a freak and was put off the subject of architecture till after completion of my first degree at St. Andrews University.

The contrast between Alloa Academy in rural Scotland in the late 1950s and early 1960s and Eli Clare’s school in Ohio in the 1970s makes me wonder whether it reflects a change of attitude over time, or whether this kind of difference between Britain and America always existed. I know that pupils with disabilities are now being helped to do PE in two of our primary schools in Edinburgh, but I still don’t know what would happen at secondary level.

My inability to dance when I was a boy inspired odd and often contradictory attitudes on the part of adults. Sometimes I got the impression that my not being able to dance was a sign of how “good” I was for not getting involved with girls at an inappropriate age. Learning about the lives of other gay men has given me a larger view of all sorts of personal experience. One able-bodied couple I met both suffered from their enthusiasm for dancing of different kinds. One partner, originally from the south of England, was seen as effeminate when he was the only boy in a children’s ballet class; his partner, from the Edinburgh area, was tormented in primary school for being good at Scottish country dancing.

Does this suggest that my inability to dance was seen by some adults as evidence that I was a “real” man, not effeminate? I cannot be sure.

Sex and Isolation

The first thing I learned about sex came from my father’s warning that something would happen to little boys who played with their penises—as I tended to do. I began to wonder if that “something” was “become homosexual”. Reading a magazine article that addressed medical myths about homosexuality only confirmed my suspicion. A gay friend a few years my senior said that in our school days the gay (able-bodied) boy attracted to other boys in the changing room might, to avoid trouble, put on a show of being inept at games. Remember that homosexual acts were still a criminal offense at this time.

Looking back, I think that I came to realize at an early age that there were many ways of being isolated, and that while being left out was something done to me, it was also something I could embrace as a form of self protection. In my case the typical “I hate girls” stage persisted longer than the regulation age of fifteen...

Teasing about girlfriends ceased having an effect by my late teens, and when careers were being discussed, I knew that I had missed out on so many childhood things that I was unsure about school teaching and being able to control a class. Gay dads and lesbian mums abound, of course, but not all gay men make good fathers; for my part, I was dubious about being able not only to control school children in a class but to raise children of my own. My unsettled feelings about children proved to be deeper than I’d realized: they got me sacked from my first job when I lashed out and hit a child full force because it was the only way I could think to deal with a difficult situation.

I wonder how widespread these feelings are among gay men of my generation. One gay man of my acquaintance told me that he had to warn his brother-in-law not to let his children rush up to him clamoring for sweets because he was liable to hit them; another man said that he couldn’t communicate with children until they were of an age to think about university; and a gay friend in London with manic depression said that parenthood suited some gay people, suggesting that it probably wouldn’t suit him.

I realize now that the disabled person’s uneasiness over gender roles has to do with more than parenting. Where able-bodied gay men and lesbians may do things they aren’t supposed to do conventionally (a boy might do embroidery, a girl auto mechanics), those of us with a physical disability may find that we fail at “male” or “female” things in more ordinary ways, something I realized from reading Eli Clare who, in Exile and Pride describes a family photograph that makes her remember being forcibly got into a skirt at the age of thirteen. She recalls asking her mother, “Am I feminine?” As an adult, since she can’t put on a skirt without help, she wears jeans instead. Most people think she’s a teenage boy, or, as she puts it, “neither a boy nor a girl.”

After reading Clare’s account, I recognized several things that symbolized my inability to “be male” as a teenager, including tobacco, alcohol, and driving. Because my ability to focus visually is diminished by paralysis of one eye I could not manage to light things and, consequently, was terrified by flames. When I was about sixteen my father expected me to start smoking a pipe, like him, or, on special occasions, a cigar. It was the pipe, however, that was the sign of the “real” man, and, for my Labour-voting parents, enjoyed extra cachet as a left-wing symbol, but as soon as cigarettes or cigars came near me I panicked. With a scream of “No!” I would nearly jump through the ceiling.

At home the result was a lecture on manners and, in public, comments from strangers about cowardice. Sometimes I was told not to be “like an old lady.” I was even told that smoking “soothed the nerves.” How could something frightening possibly soothe the nerves, I wondered? Alcohol consumption, too, as a measure of manliness, was something I failed at. With no taste for whisky I suppose I make a thoroughly second-rate Scotsman.

Although smoking and drinking no longer loom large as symbols in my life, somebody who discovers that I have never run a car and have to get household repairs done by others, might question my “manliness”. The truth, of course, is that I simply can’t manage those things physically. Looking to opposite stereotypes, a visitor seeing no sign of sewing or embroidery in my home might conclude that I am a “real man” after all, while the truth is these are things I can’t do because of my partial vision. Some might despise men who engage in those pursuits; I have every admiration for them.

Stereotypes like the ones I’ve mentioned above help to create attitudes that result in gay-directed hate crimes, but if I were to be assaulted it would probably be because of my disability. In fact just such an incident did take place in 1999, when I was stoned by a group of children as if it were 1850 and I the village idiot. Because this attack started soon after the revived Scottish Parliament met for the first time since 1707 I do not think it far-fetched to assume that the children’s behavior might have been part of a perverted sense of reborn nationalism, as if someone had taught them to revive a venerable old Scottish custom.

Coping with Learning Disabilities

My learning difficulties, first detected at Westerlea, include something similar to severe dyslexia that results in a failure to manage arithmetic, as well as difficulty grasping abstract ideas. The latter upset my parents unduly because each of the four Scottish Universities then in existence required a philosophy course as a requirement for an arts degree. Even after I passed my philosophy course with the help of extra tutoring I was still expected to understand discussions of politics and economics. I began to wish for a brain transplant so that I could become numerate and enter banking or accountancy. At other times, particularly when being bullied for lack of concentration or application, I thought I was either mentally deficient or would have been better off that way. At least a certifiable incompetence would have proved I was incapable of coping with subjects my parents and the educational establishment insisted were important.

It was not until I learned Transcendental Meditation that I was able to come to terms with my learning disabilities. TM gave me confidence in the skills I did have while at the same time it helped me to see parental intolerance for what it was. To put it another way, instead of being “cured” of my learning disabilities I was enabled, finally, to lose my obsession with them. At last I was able to see myself not as somebody incapable of coping with economics or politics, but as someone capable of other pursuits instead. I became a Gaelic scholar.

It was after learning TM that I went to Edinburgh University for Celtic Studies. I had learned Gaelic after my first degree, and with a background of English, French, and classics (and no distractions from subjects I was incapable of managing), it all came very easily. I attained full speaking, reading and writing ability in three years.

Learning to be Myself

Early on sex had been added, tacitly, to the long list of things I supposedly could not do. For a long time this was not an issue, since I was not attracted to girls; perhaps the knowledge that sex with other boys, and later with men at university was a crime might have suppressed my natural inclinations. After all these years it’s difficult to know. I suppose because I didn’t meet anyone who admitted to being gay I was indoctrinated into thinking that love for men was “unnatural” as well as criminal.

Not until 1974 in Edinburgh was I first aware of a gay rights demonstration. By then my perspective was so skewed I immediately got the idea that these were people getting jobs at the expense of the disabled and were probably anti-disabled themselves. This attitude persisted until 1983 when, settled into study, some freelance work, and some volunteer work I gradually forgot all about being homophobic. When I discovered that many of the scholars who had become my friends were gay, there seemed to be no point in snubbing them and losing their friendship.

In my late fifties, after the death of my mother, I first began to wonder if I might be gay myself. I mentioned it to a gay friend, asking if he knew of any gay groups. He was in the Gay Outdoor Club, whose swimming session I joined. Later I found good company at their socials, but the first real evidence that I was gay occurred one day in a straight sauna when another man invited me to share the shower with him. We went into a cubicle, where he started to massage his penis, then leant over and began doing the same to me, asking if I liked it. I said it was a new experience. It certainly felt nice, this first ever experience of sex with another person. I later decided that it must prove I was gay. Since my attitudes had been formed by those of my father’s generation, surely if I had been heterosexual I would have been shocked by his action, would have pushed him off and reported the “offense” to the staff.

The other incident, in fact my first experience of falling in love with somebody, followed my sending a piece to the Gay Outdoor Club newsletter about finding the Edinburgh branch of the club and learning to swim. I asked if anybody would like to get in touch, saying that if I was anything at all now I was probably gay. I got a reply from London (the friend with manic depression I referred to earlier). He said he was probably the same. I went to visit him, and as soon as I saw him, a tall young man in his late twenties, I found him attractive.

During an enjoyable weekend spent together we one afternoon found ourselves sitting in his flat wearing just T-shirts and shorts. I surrendered to a sudden urge to touch his leg, something that had never happened with anyone. He took my hand and we sat holding hands, then went into a cuddle. When it was time for me to return home I was almost in tears leaving him. In a letter thanking him for the weekend I asked if he would be willing to be my boyfriend, but he said that because of his depression he would be happier for us just to be friends. This proved to me that I really must have been gay all along. By the late ’ 90s it was, of course, perfectly safe to be that way. When we kissed on the train as I was leaving London, no railway official stopped us, something that would have happened in my younger days.

Going on from Here

There is a U.K. organization for gay disabled people, but being based in London it doesn’t really benefit Scotland, so I have become involved in a steering group established to bring gay disabled people together here. We meet alternately in Glasgow and Edinburgh. This is a form of socialization and, if you will, of education, for even among people with disabilities hierarchies and prejudices get in the way of communal feeling and the possibility of concerted action. Eli Clare writes, for example, that when among disabled people with severe mobility problems or those who use wheelchairs, she is out of the group, a “walkie”, and although this word isn’t used in the U.K., the attitude is the same.

Among wheelchair users I may be perceived as “too fit”, because I am on my feet and able to swim, although some disabled people may be inappropriately overawed by my university education. Different kinds of distinctions may exist among nondisabled people. Clare observes that among lesbians she is accepted as a writer; I have had similar experiences among abled gay men impressed by my involvement in Gaelic studies.

If my life has taught me anything it is that education is called for so that disabled people can enjoy wider acceptance, both among the general population and among their gay peers. Eli Clare observes that even in cosmopolitan New York City a man sitting down beside her on a bus might suddenly jump up when he perceives her athetoid disability. Sometimes, Clare maintains, adults will still stare at disabled people in public. When it happens in Britain nowadays it usually involves young children, whose parents will reprimand them.

My own experience has convinced me that it is parents who need the most education, in the private sphere as well as the public. They need to be shown that their children, particularly if they are disabled, should not be forced into opposite-sex relationships if they exhibit no such inclinations, nor should they be coerced into adopting stereotypical masculine or feminine attitudes that may be foreign to their natures.

My journey toward recognizing my essential nature has shown me how much damage stereotypes can inflict, how difficult it can be for people (even for parents) to see the person instead of the disability, how even one’s own perception of self can be disguised or distorted. It is late in life to “come out”. I wish there had been no necessity to do so.

Charles Coventry was born in 1943 near Glasgow, Scotland, with mild cerebral palsy. Now over sixty, he still does freelance work and volunteers in the community.

Editor's note: The full essay originally appeared in BENT: A Journal of CripGay Voices