miércoles, 28 de marzo de 2012

El tabú de la homosexualidad en las mujeres discapacitadas

Fuente: lmneuquen.com

Neuquén > Para la referente de la Fundación Invisibles, Bibiana Misischia, no sólo no hay políticas públicas vinculadas a la discapacidad de mujeres, sino que la homosexualidad o la  diversidad sexual en este sector de la población "son un tabú, totalmente oculto, pero que en la realidad existe”.
Señaló que la idea es también llevarles la voz de las protagonistas a través de videos, analizar notas y libros con el fin de reflexionar sobre la falta de políticas públicas vinculadas a la discapacidad de mujeres, a excepción de la difusión que parten de las propias organizaciones o del INADI.
Misischia es parte de la ONG de Bariloche, donde además es miembro del Consejo Consultivo para personas con discapacidad y fue invitada por la Legislatura provincial para brindar una charla-taller ayer sobre “Inclusión: Mujeres con discapacidad y políticas públicas”. Docente en educación especial y especializada en formación de formadores, cuenta con una amplia trayectoria en el campo de la militancia en organizaciones de la sociedad civil dedicadas a personas con discapacidad. Desde 2008, trabaja en proyectos referidos a mujeres con discapacidad y es integrante del equipo docente del Programa de Actualización y Profundización en Discapacidad, Salud Mental y Envejecimiento.

De eso no se habla
La especialista afirmó que "la homosexualidad y la transexualidad" son temas que en la realidad existen en la discapacidad, pero que no se reconocen. "Hasta hace un par de años el presidente de la organización de homosexuales de personas con discapacidad era un argentino y, sin embargo, en líneas generales, no se habla del tema", argumentó la especialista, quien detalló que la sexualidad queda excluida del debate, no por las personas con discapacidad, sino por el entorno, "que los ubica en un lugar de niños, de asexuados".
“A partir de la Convención de los Derechos de Personas con Discapacidad (aprobada en 2008) empezamos a trabajar para hacer visible esta situación específica de las mujeres con discapacidad y desde ahí nos centramos en la difusión, capacitación y formación. Trabajamos con algunos derechos vulnerados, todo lo que tiene que ver con abuso y violencia, con maternidad y sexualidad”, sostuvo Misischia.
Destacó el carácter complejo de la temática, porque los derechos vulnerados se entrecruzan con la condición de mujer, ya sea niña o adulta mayor con discapacidad. Sostuvo que están en desventaja “porque están negadas y cuando uno niega algo es la peor situación que uno puede encontrar”.

Se sintió discriminado en la guardia de la comisaría


Un hombre de 36 años denunció ante Diario Patagónico haberse sentido discriminado por su condición homosexual. El sábado denunció a su pareja por maltrato y amenaza de muerte, pero en la Seccional Segunda le dijeron que no tenían personal y se negaron a trasladarlo al Hospital Regional. Hace poco hubo una capacitación para personal de guardia de comisarías, justamente para tratar casos de violencia familiar.

Horacio tiene 36 años y se reconoce homosexual desde que tiene uso de razón. La discriminación por su elección de vida es algo que nunca dejó de percibir y, como en muchos casos similares, la misma empezó en su entorno familiar. A esa vulnerabilidad se suma una discapacidad motriz que identificó como hemiplejia congénita izquierda.

En diálogo con Diario Patagónico, Horacio contó ayer que es estudiante universitario de la carrera de Ciencias de la Educación y que desde hace un tiempo vivía en la casa de Oscar, su pareja.

A raíz de una situación de índole privada, el sábado se originó una discusión que se tornó por demás violenta y Horacio fue golpeado con brutalidad en su cabeza, rostro y piernas. Recibió trompadas y patadas.
“Me decía que iba a matarme y no saldría vivo de la casa. Tenía dos cuchillos, me cortó en la pierna y debajo del ojo izquierdo. Como pude, logré zafarme  y ponerme a salvo, pero quedé con mucho miedo porque realmente no tengo dónde ir”, narró.

Buscó ayuda en la policía, por lo que llegó hasta la Seccional Segunda con su rostro ensangrentado y en estado de pánico. Allí intentó radicar la denuncia por el maltrato recibido y las amenazas de muerte, pero no se la tomaron.

“Me dijeron que no había personal para tomarme la denuncia y si quería, que fuera al Hospital y me hiciera atender. Yo les contaba lo que había pasado y me miraban como diciendo ‘jodete por puto’. Después me tomaron los datos, los anotaron en un papelito y listo. Les pedí si me podían llevar al Hospital para que me revisaran pero resulta que no tenían móviles. No tenía dónde ir a parar y por favor les pedí si me podían llevar a la casa de una amiga, pero insistieron con que no tenían móvil”, contó.

“UNA BURLA”
Más adelante, Horacio aseguró que con este tipo de tratos “uno se siente cada vez más desprotegido. Me pedían los policías que les lleve la ley de matrimonio igualitario para leerla porque no la tenían. Una burla”.

De todas maneras, el hombre regresó al lunes a la Seccional Segunda para insistir con la denuncia. Finalmente se la tomaron y le sacaron fotografías, aunque le dijeron que él tenía que llevarles el certificado de las lesiones.
Paradójicamente, esta situación se contradice con la reciente capacitación que se llevó a cabo en la sede local de Ministerio de Gobierno, la cual estuvo destinada justamente al personal de guardia de comisarías para mejorar el trato que se deben tener con una víctima de violencia familiar o de género, dado que es el primero que interviene en el asunto.

“Por estos días me quedé en la casa de una amiga, pero realmente no tengo dónde ir. Igual, lo que necesito con urgencia es recuperar mis cosas, en especial mis libros de la universidad, pero con lo que me hizo este sujeto estoy atemorizado y no me atrevo a buscar las cosas solo”, dijo finalmente.