lunes, 8 de marzo de 2010

IRINA LAYEVSKA: SENSIBILIDAD, VALENTÍA Y VISIÓN

Con toda mi admiración para Irina Layevska


“¿Qué soy? Mujer. ¿Quién soy? Irina. ¿Quién fui? Irina.
Estaba escondida, reprimida, aterrada, pero ahí estaba.
Lo único que necesité fue un proceso para nacer, y aquí estoy”



Esta semana tuve la oportunidad de leer por segunda vez un libro más que recomendable, un libro que me conmueve y disfruto profundamente, un canto a la vida: "Carta a mi padre. Testimonio de una persona transexual con discapacidad."

Creo que desde el título se comienza develar el por qué de mi interés y, más aún, cuando página a página se va mostrando una mujer que es increíblemente sensible y fuerte, una mujer que me hizo sentir una admiración tan profunda hacia ella: Irina Layevska, una activista inalcanzable por la igualdad de derechos entre todos y todas, que, además, estuvo postulada para la presidencia del CONAPRED y sin lugar a dudas era la más capaz, no así quien lo comanda ahora, pero esa es otra historia.

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La historia de hoy es la de Irina, que con toda la valentía del mundo nos cuenta a través de unas líneas que dirige a la dureza de su padre, que fue preso político, comunista aguerrido y violento sin sentido; todo lo que callado, todo lo que le molesta, todo lo que muchas personas cargan, personas que juzgan sin entender, que no negocian, que imponen, niegan y lastiman.

Esta carta, sin censura, relata días terribles de infancia que van entre la enfermedad, la negligencia médica, las visitas a la cárcel, la crueldad de los y las niñas, las operaciones, la soledad y el silencio, la ausencia de su padre y el odio a ese cuerpo equivocado, esa identidad errada, que debía cambiar.

Una juventud cargada de recuerdos, de sueños y de prohibiciones, un matrimonio bello pero con el deseo de cambiar, de transitar a lo que realmente es… mujer. Una mujer sin etiquetas, una mujer libre, una mujer en TRANSición, una mujer que cuestiona y que dice a quema ropa: “esta soy yo y qué tiene de malo”, que cuestiona los prejuicios de su padre y de todo aquel que lee sus sentimientos mas profundos. Una mujer que no se victimiza.

Después de leer este libro me queda claro que los límites no existen, pero que uno se encarga de agrandarlos o luchar contra ellos. Pude ver, de manera muy clara, que cada vida, que cada día, es una oportunidad de cambio, de aportar algo, de sobreponerse a las inevitables desavenencias que la vida pone. Corroboro que lo que mi terapeuta, Alberto Ramírez, me dijo alguna vez: “la vida no te manda con lo que no vayas a poder” es una verdad irrefutable.

Amo su vitalidad, su enseñanza, su ejemplo, y fue inevitable no llorar ante algunas situaciones indignantes de la vida, de la gente, misma que demuestra que es capaz de las mejores maravillas y milagros así como de las peores mierdas y bajezas. No hay duda de ello.

Irina no es una víctima, es una guerrera, es un ejemplo de constancia, de inteligencia, de integridad y de profundidad. ¿Qué pasaría si dejáramos de ser víctimas y fuéramos más propositivos o propositivas? ¿Qué pasaría si cada día hiciéramos algo por nosotros(as) y por los/las demás? ¿Qué pasaría si nos apegáramos a ser lo que realmente queremos ser, lo que realmente somos?

La transexualidad existe, es real, normal. Este libro es una invitación a cuestionar los estúpidos prejuicios producto de la ignorancia.

Por algo Irina escribe: “se suele temer a lo que no se entiende y por tanto se hace a un lado, pretendiendo que no existe para intentar —inútilmente— vivir sin sobresalto”.

La transexualidad es, justamente, ese tránsito a ser lo que realmente se es, lo que la naturaleza se equivoca, lo que se quiere vivir y se tiene derecho de ser y hacer. Es acercarse esa vivencia con nombre y apellido, con honestidad y fuerza, con realidad y crudeza.

En palabras de Irina: “La verdad no es indecible (…): nací hombre y soy mujer. Mi cuerpo no me corresponde y lo que nombro ‘yo’ no está vinculado con él”.

Carta a mi padre. Testimonio de una persona transexual con discapacidad es un libro que, de manera gratuita, puedes conseguir en el CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) aunque por ahora dicen que no existen ejemplares, esto también es un llamado a que saquen los que quedan o puedan reimprimir este libro que es un testimonio vital para el proceso contra la discriminación sexual que es justamente lo que esa dependencia debe trabajar.

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